Los propietarios de pequeñas empresas han sufrido numerosos contratiempos para su bienestar financiero en los últimos años: desde cierres por pandemias y problemas laborales hasta volatilidad económica y subida de precios.
Sin embargo, la inclusión financiera digital está creando cada vez más oportunidades para las personas de todo el mundo, gracias a la disponibilidad y acceso a los servicios financieros útiles, asequibles y adaptados a sus necesidades.
El acceso a servicios financieros facilita la vida diaria, ayuda a las familias y a las empresas a planificar objetivos a mediano y largo plazo, incluso aquellas emergencias que mencionaba al inicio pueden aminorarse.
Según la base de datos Global Findex, de 2017 a 2021, la tasa media de titularidad de cuentas en las economías en desarrollo aumentó del 63% al 71%, en gran medida gracias a la adopción de tecnologías.
Los efectos positivos de recursos como la tecnología y los programas de apoyo pueden ser revolucionarios para las comunidades y la economía en general. Esto es especialmente cierto en el caso de los propietarios de pequeñas empresas, para quienes la inclusión digital puede salvar vidas.
Y más aún para las mujeres, ya que la desigualdad de género es menor en países con una alta titularidad de cuentas de dinero móvil.
Con absoluta certeza puedo decir que el acceso al sistema financiero es especialmente crítico para el empoderamiento económico femenino. Mujeres de todo el mundo deben superar obstáculos adicionales para lograr una verdadera inclusión financiera.
Se enfrentan a prejuicios y normas de género que dificultan su capacidad para acceder a la información y a las redes de financiamiento, no solo a los puestos de trabajo y a los activos.
Por eso son cruciales los programas originados en torno a las necesidades específicas de las mujeres. Como ejemplo, tenemos Grameen America, una organización de microfinanciación que ofrece a las mujeres empresarias préstamos y apoyo entre iguales.
También el programa Ignite de CARE, un programa centrado en el género que cuenta con una alianza estratégica con el Centro Mastercard para el Crecimiento Inclusive, cuyo objetivo es abrir el acceso necesario a las finanzas y la tecnología, desarrollando la capacidad y las habilidades empresariales de quienes participan en la iniciativa.
En este momento Ignite se ejecuta en Pakistán, Perú y Vietnam, donde grandes segmentos de microempresas y pequeñas empresas desatendidas están listas para invertir en su crecimiento.
Podemos, entonces, concluir que la inclusión financiera digital permite ayudar a los propietarios de estas empresas a alcanzar el éxito, situación que puede apoyar el crecimiento, subir los índices de equidad género y crear un cambio duradero y positivo para las comunidades.