En 2018, se inició un valioso esfuerzo de medición a través del Índice Citibanamex de Inclusión Financiera, un instrumento crucial para evaluar el acceso y uso de productos financieros en nuestro país.
Este índice nos ofrece una radiografía detallada de la situación financiera a nivel estatal y municipal, permitiéndonos identificar áreas de oportunidad y diseñar estrategias para mejorar la inclusión.
Sin embargo, los resultados no siempre son alentadores. Según datos recientes, las entidades de Guerrero, Zacatecas, Oaxaca y Chiapas destacan por su rezago en materia de inclusión financiera, agravando su situación económica ya de por sí precaria.
En estas regiones, los indicadores de inclusión financiera se sitúan muy por debajo de la media nacional, evidenciando una brecha preocupante en el acceso a servicios financieros básicos.
Por ejemplo, el número de transacciones en terminales punto de venta (TPV) es significativamente inferior al promedio nacional en Chiapas y Oaxaca, apenas alcanzando el 16% y 17%, respectivamente, de las transacciones registradas a nivel nacional.
Sigue leyendo: MICROCRÉDITOS Y SU FUNCIÓN COMO ALIADOS DE LA INCLUSIÓN FINANCIERA
Esto se traduce en una limitada capacidad de realizar operaciones comerciales y transacciones electrónicas, obstaculizando el desarrollo económico de estas comunidades.
Además, el número de cuentas transaccionales por cada 10 mil habitantes es considerablemente menor en estas entidades, representando apenas la mitad del promedio nacional.
En Oaxaca, por ejemplo, este indicador es apenas del 46% en comparación con el promedio nacional, evidenciando una marcada carencia de acceso a servicios bancarios básicos.
Estas cifras son más que meros números; son testimonio de las desigualdades persistentes que enfrentan nuestras comunidades más marginadas. Urge implementar medidas concretas y políticas inclusivas que promuevan el acceso equitativo a servicios financieros en estas regiones. Solo así podremos construir una sociedad más justa y próspera para todos los mexicanos.
La inclusión financiera no es solo una cuestión de números, sino de valores y principios que deben regir nuestra sociedad. Es hora de actuar con determinación y empatía para cerrar las brechas que separan a nuestras comunidades más vulnerables del acceso a oportunidades económicas y desarrollo. Es momento de trabajar juntos para construir un México más justo y equitativo para todos.