La exclusión financiera persiste como una cuestión crítica de derechos humanos a nivel mundial, impactando particularmente a individuos con discapacidad y aquellos que residen en países de ingresos bajos y medianos (PIBM). Las barreras para el acceso financiero son multifacéticas, incluyendo una demanda limitada de servicios, una infraestructura bancaria inadecuada para personas con discapacidad, y tecnologías de información y comunicación (TIC) inaccesibles.
Una reciente revisión exhaustiva buscó delinear las barreras y facilitadores de la inclusión financiera para personas con discapacidad en países de ingresos bajos y medianos, mientras exploraba el potencial de la educación financiera y la utilización de TIC para mejorar la inclusión. Analizando 26 publicaciones de diversos campos incluyendo finanzas, negocios, tecnología, salud y políticas de discapacidad, la revisión utilizó el marco de Arksey y O’Malley y la Lista de Verificación PRISMA para el examen sistemático de literatura y extracción de datos.
Los hallazgos subrayaron barreras consistentes en actitudes, ambiente, tecnología, servicios y dominios de política. Actitudes sociales negativas, combinadas con altas tasas de desempleo entre personas con discapacidad, dificultan que los bancos las vean como clientes valiosos, resultando en una inversión inadecuada en mecanismos de accesibilidad. Además, la falta de capacitación del personal agrava estos desafíos, haciendo que las interacciones bancarias sean estresantes para personas con discapacidad.
Para superar los desafíos presentados por las barreras sociales y laborales, el apoyo y las relaciones desempeñan un papel crucial en la inclusión financiera. Abordar factores culturales, mejorar la alfabetización financiera y **ampliar** las oportunidades laborales son imperativos. Los principios de diseño inclusivo deben guiar el desarrollo de productos y servicios financieros, asegurando la accesibilidad para todos.
Los obstáculos ambientales complican aún más la exclusión financiera, con sucursales bancarias y cajeros automáticos inaccesibles limitando la accesibilidad de los servicios. La adaptación de entornos físicos y la provisión de cajeros automáticos accesibles ofrecen soluciones potenciales para mejorar la inclusividad. Sin embargo, la integración de un diseño inclusivo desde el principio se considera más efectiva que la adaptación posterior.
Asimismo, las deficiencias en servicios, sistemas y políticas también dificultan la inclusión, derivadas de la exclusión de personas con discapacidad en la formulación de políticas. Si bien las iniciativas gubernamentales y los programas de divulgación han mostrado impactos positivos, la ausencia de servicios financieros principales accesibles hace que los individuos sean vulnerables a prácticas explotadoras.
Las barreras tecnológicas representan obstáculos significativos, exacerbando las disparidades en el acceso a la banca en línea. A pesar de la promesa de características de accesibilidad como la asistencia de audio y las aplicaciones móviles, el rápido avance tecnológico requiere una adaptación continua para personas con discapacidad.
Los programas de educación financiera basados en TIC emergen como avenidas prometedoras para mejorar la alfabetización financiera, aliviando potencialmente las barreras comunes encontradas por poblaciones excluidas financieramente. Sin embargo, su eficacia depende de enfoques personalizados para satisfacer las necesidades específicas de los beneficiarios.
Además, la brecha de accesibilidad debe abordarse para implementar iniciativas basadas en TIC de manera efectiva. Mejorar la accesibilidad y usabilidad de los servicios bancarios a través de la innovación tecnológica y la tecnología de asistencia es fundamental. Un enfoque de diseño centrado en el usuario, complementado con capacitación del personal y de los clientes, promete fomentar una mayor inclusión financiera.