resulta imperativo abordar con las nuevas generaciones el tema de la educación financiera; toda vez que, ya sea en nuestra faceta de padres o especialistas, es nuestra obligación instruir a niños y jóvenes en este rubro.
resulta imperativo abordar con las nuevas generaciones el tema de la educación financiera; toda vez que, ya sea en nuestra faceta de padres o especialistas, es nuestra obligación instruir a niños y jóvenes en este rubro.
Alexis Nickin Gaxiola

Formas para transmitir educación financiera a niños y jóvenes

Actualmente, resulta imperativo abordar con las nuevas generaciones el tema de la educación financiera; toda vez que, ya sea en nuestra faceta de padres o especialistas, es nuestra obligación instruir a niños y jóvenes en este rubro.

 

De acuerdo con el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) solamente 20% de las escuelas primarias en México abarcan temas como ahorro o el valor del dinero.

 

Partiendo de dicho dato, resulta más importante abordar el tema, por lo que, lo primero es establecer: ¿por qué es importante que nuestros pequeños entiendan el manejo del dinero? La respuesta es simple: el conocimiento es poder.

 

Al enseñarles sobre finanzas desde temprana edad, les estamos otorgando herramientas que les ayudarán a tomar decisiones informadas en el futuro.

 

Porque, aunque parezca utópico, imaginemos un mundo donde los jóvenes no caen en deudas innecesarias, donde ahorran para sus sueños y se sienten seguros al manejar su dinero.

 

Estudios demuestran que los hábitos financieros se forman durante la infancia; en ese sentido, un reporte de la Fundación Nacional para la Educación Financiera (NFEC) destaca que aquellos que reciben educación financiera desde pequeños tienden a ser más responsables con el dinero.

En lo que respecta a cómo transmitir los conocimientos necesarios de manera efectiva, una excelente forma es a través de juegos y actividades prácticas.

 

Un ejemplo yace en utilizar aplicaciones de simulación que enseñen a los niños sobre ahorro e inversión mientras juegan. Hay opciones divertidas en el mercado que permiten practicar la gestión del dinero sin el riesgo de gastar dinero real.

 

Otra estrategia consiste en involucrar a los niños en las decisiones financieras del hogar: llevarlos al supermercado y hablándoles sobre cómo elegir productos según su precio y calidad, e incluso, darles un presupuesto pequeño destinado a comprar algo para ellos mismos.

 

En este entorno, también resulta fundamental hablar de metas. Explicarles a los niños la diferencia entre deseos y necesidades. Esto no solo les enseñará sobre el dinero, sino también sobre la gratificación diferida.

 

Y uno de los parámetros más importantes radica en recordar que el aprendizaje no tiene por qué ser aburrido. Compartir historias o anécdotas personales sobre errores y aciertos financieros puede conectar mejor con las nuevas generaciones.

 

A manera de epílogo vale la pena mencionar una tabla desarrollada por la plataforma de finanzas personales Zenfi, en la cual se fijan las etapas del aprendizaje financiero.

 

Según estas, la primera incluye a niños entre 3 y 5 años a quienes hay que enseñarles a identificar billetes y monedas, al tiempo que se les ilustre sobre la función de estos; la segunda abarca a niños de 6 a 9 años, a quienes se les debe orientar sobre la diferencia entre deseo y necesidad, así como el concepto de metas financieras, lo que sería la oportunidad para el primer contacto con el mundo bancario.

 

La tercera etapa contempla niños de 10 a 13 años, a quienes se les debe enseñar a comparar precios, hacer compras inteligentes y tomar decisiones; además se les enseña sobre el manejo del dinero mediante mesadas, y sobre el trabajo que implica el ganar dinero.

 

La cuarta y última etapa está enfocada a la adolescencia, donde se enseña sobre los impuestos, una introducción a las inversiones y finalmente sobre planeación financiera a largo plazo.